Esto no empezaba así. Pero como hoy no tengo límite y lo primero es ser justo, pues se cambia el principio y se hace justicia. Y ser justo no significa hacer de menos a nadie. Que embocar de 20 metros en la diagonal cuando hace falta está al alcance de un puñado, cada vez más pequeño, de elegidos. Por destacar la figura de alguien no se menosprecia a nadie, que en los bolos hay mucha manía de polarizar. Cómo cuando yo digo que algo es mejor. Eso no significa que el resto sea una mierda. El emboque de Rubén Rodríguez dió el título a Camargo el Pendo. Eso nadie lo pone en duda. Pero creo que nadie puede dudar tampoco que, dos bolas después, asistimos a un acontecimiento poco menos que histórico.
Supongo que el protagonista, a esas alturas de la jugada, ya lo tenía claro. Y aunque lo haya ganado todo, aunque esta temporada haya demostrado, otra vez más, que no ha habido ni habrá, un jugador con esa calidad y esa cabeza tan bien amueblada, aunque no tenga nada que demostrar, sabía que el momento era especial. Era su última bola con la peña con la que se hizo leyenda. Nadie entiende Camargo (AKA Roper) sin Jesús Salmón y tampoco se puede entender a Jesús Salmón sin Puertas Roper. Se han hecho grandes el uno a la otra y la otra al uno.
Y allí estaba Don Jesús, sabedor de que era la última bola que lanzaba con aquella peña. Sabedor que se marchaba haciendo lo que mejor sabe hacer: ganar títulos. Y, conocedor de la importancia sentimental de aquella bola, hizo lo que tantas veces ha hecho cuando hacía falta: embocar. Y con la jugada más grande se despidió en el más absoluto silencio. La última bola.
Y también es justo felicitar a Víctor por llevarse ayer la Copa de S.M. el Rey para casa en propiedad. Es fácil ver que es el cuarto título de muchos, si no se cansa de ganar. Ayer se deshizo, con facilidad, de 14/15 (según la percepción del lector) Campeonatos de España. En cada fase dejó a un ilustre campeón cuarentón (que no se ofenda nadie) atrás de esos que también tienen la Copa en casa. Primero a Jesús en octavos, después a Rubén Haya en semis y en la final a Óscar Tengo la sensación de que no nos quedan de ver muchos campeonatos como el de ayer. Los que vienen empujando, tampoco lo hacen tan fuerte como para inquietar a Víctor. Esperemos, por el bien de los espectadores, que Víctor sea más de motivaciones intrínsecas que de extrínsecas. Más que nada porque uno de los ejemplos de la motivación extrínseca es la competencia, y esta se está acabando.
Como también es justo reconocer que, aunque hubiese tres televisiones en la bolera, faltaba una. Los cuarentones apenas habremos percibido el efecto. Pero esa gente mayor, con difícil acceso a internet, se han quedado, muchos años después, sin ver el Campeonato de España. Los bolos, por mucho que se haya luchado contra ellos, ya son totalmente digitales en el plano mediático. Sobrevive tan solo Borja Cavia en el Diario Montañés, aunque el plano analógico es residual. Queramos o no queramos, nos guste o no, lo dije en la primera parte del plan, aquella que hablaba de cribas, sobres, sellos y tiempo perdido: el mundo es digital, no se puede pretender sobrevivir, siendo analógico. Y, hablando de televisiones, y aunque el narrador no sea de mi agrado, me consta que yo tampoco yo soy del suyo, la llegada de Ifomo a los bolos es algo mucho más necesario de lo que pensáis. Yo, cuando conocí a Edu Pesquera por temas profesionales, ya le deje caer alguna vez que se metiera en los bolos. Porque Edu e Ifomo tienen algo que los bolos necesitan: audiencia, alcance y público de ese que pasó una vez o dos por Madera de Ser y no ha jugado a los bolos en su vida. Ese que no supimos captar porque le transmitimos que los bolos son solo cultura, que son elementos de museo. Público de ese que también visitó Cabárceno en su infancia y no llegó a casa diciendo: Mamá quiero que me compres un tigre. Eso lo tiene Ifomo, el resto de medios nos tienen a nosotros, a los que aguantamos aquí. Ifomo tiene más que aportar a los bolos de lo que los bolos pueden aportar a Ifomo. Pero, cómo así se hizo toda la vida, el contrato de televisión de la Asociación se le dió a los de siempre. y, ahora, se ha quedado en la mitad de los de siempre.
Ahora sí, vamos a empezar como estaba previsto.
Sábado 10 de junio de 2023. Más de dos meses y medio después de comenzar, se acabó el plan. Anuncié que, si tenía ganas y tiempo, haría un resumen y unas conclusiones. Pues aquí estoy, cumpliendo ese anuncio. A lo largo del plan he dicho que no se puede separar el mensaje del mensajero. Quizá debería haber empezado por presentar al mensajero. Pero no quedaba tiempo. Además, imaginad, por un instante, que empiezo el plan con más de 5.500 palabras, sin ningún tipo de filtro, como os traigo hoy. Pues seguramente, este plan, no hubiera recibido 4.643 visitas de 1486 usuarios. Fijo que no. El objetivo era llegar al máximo de personas posible. No lo habría conseguido si hubiese empezado como un tostón como el de hoy.
Dije muchas veces que el plan existía. Empezó, como tantas cosas, en mi cabeza. Luego pasó al papel. Hoy os presento el plan, limpito y aseado. No en esa hoja de un cuaderno naranja donde nació y que alguno ya ha visto en persona. Este es el plan, tal y como sale de mi cabeza:
Ahora ya,lo demás me da igual. Una vez finalizada la exposición del plan, os invito libremente, si queréis, a conocer algo más del mensajero. Porque una cosa es ver sombras proyectadas en el fondo de la caverna y otra, bien distinta, es descubrir lo que esconden en realidad esas sombras cuando sales a la luz del día. Te invito pues a salir de la caverna y descubrir lo que en realidad representa mi sombra cuando la ves proyectada. De momento ya has visto como funciona mi cabeza. de una idea surgen más, de esa otras tantas y se van interconectando. Y todo eso, sin que sea realmente consciente y a una velocidad de vértigo. Igual que las burbujas de aire, cuando el agua de la olla empieza a hervir.
Aprendí,es un decir, a jugar a los bolos tarde para lo que se considera normal. A los veintiún años en la Casuca de Corceño de la mano de Toño Gómez. Ese mismo año hasta disputé algún partido con Pablo, Adrian, Abel o Jorge. Incluso jugamos la promoción de ascenso a segunda categoría contra Pesués. El cava del maletero se quedó allí. Y jugué aquellos partidos sin licencia porque al bueno de Toño se le olvidó la hoja en el maletero. Curiosamente, fruto del desgobierno habitual y la nula gestión, nadie se dió cuenta. Corría, si no me equivoco, el año 2001.
Al año siguiente, dos mil dos, fiché por la Peña de mi barrio, La Atalaya 13. Como tantas otras, hoy desaparecida. Rufino, Kike, Luis, Piti o Jose Mari me sufrieron en la bolera de Servando. Recuerdo la bolera siempre llena contra peñas como los Pinares, Forin, Mataleñas, Mortera, Cacicedo, Prado San Roque, Deportiva San Juan, Fernando Ateca…. Sólo una sobrevive gracias a la labor de Marcos Vázquez, con el que también coincidí cuando era un chaval (él por supuesto) en la escuela de Toño Gómez. Por aquel entonces yo ya tenía claro que me gustaba aquel ambiente y que no había nada malo en ser un jugador de tercera. Todo lo contrario.
Siempre fui muy activo en esto de Internet. Y,por aquel entonces, quiso el azar que diluviara sábado y domingo en una jornada de liga. Curiosamente, de los seis partidos, solo se disputó uno, que acabó en empate. En la peña local militaba, por aquel entonces, un directivo de la Federación Cántabra de Bolos. Yo, como he hecho siempre, dije lo que pensaba: ese partido no se había disputado. Lo pensé entonces y lo sigo pensando ahora. Y lo dije en Internet. Eso me costó una visita al comité de competición y un tirón de orejas. Corría, como he dicho, el año 2002.
Al año siguiente, el bueno de Juan Gutiérrez vió algo en mí y me fichó para jugar en segunda con Cajo. Allí coincidí con Riancho, con Juan y con Porfirio Tejón…. Le caí bien a Riancho y, sabedor de que hacía falta alguien que desempeñara la labor de Poldin en la Federación, me recomendó para el puesto el año siguiente. Y así acabé en 2004, trabajando para el mismo que dos años antes me había metido al cuartuco. Casualidades de la vida.
El año siguiente, 2005, el 15 de agosto, el incombustible Moruca me ganó el campeonato Regional de tercera en Mata. Los más viejos del lugar aún no se explican cómo se puede perder tanta ventaja en tan solo dos concursos.
Tranquilos, no voy a desglosar mis 22 años bolísticos uno a uno. Mi cabeza ya no está para eso. No porque esté mayor, sino por otros motivos. Pisemos un poco el acelerador.
En la FCB estuve hasta Agosto de 2007. Viví desde dentro la Semana Bolística de 2005. Conocí cómo funcionaba y, aún funciona, la Federación por dentro. Una de las condiciones fue enterrar temporalmente a mi alter ego, Soldurio, azote del poder establecido. Máxime cuando era de sobra conocida su verdadera identidad porque yo mismo la hice pública con nombre y apellidos. Ya destacaba mi faceta de rarito, el primer usuario en hacerlo, si no recuerdo mal. Eran los tiempos de Torancés, Cantamañanas, Jabato, Portillo8… a los que luego puse cara. Había otros, como el bueno de diputado con el que tuve mis discusiones, pero nunca le asigné un rostro. Acepté enterrar a Soldurio sin ningún problema, era justo. Pero, a la larga, resultó un problema más grave de lo previsto.
Si, por aquel entonces, hubiese entendido el funcionamiento de mi peculiar cerebro, habría salido mucho antes de la FCB. Soldurio resultó ser mi válvula de escape. De conocer que mi sistema de activación reticular ascendente (SARA para los amigos) era tan sensible, posiblemente ni siquiera habría aceptado el puesto si Soldurio debía desaparecer. Pero todo esto lo sé ahora. Lo del SARA, quiero decir, lo de que era rarito lo he sabido siempre.
Para que se entienda mejor. Imaginad una olla express al fuego. Gracias al SARA no recibe fuego solo de un foco, sino que lo hace de varios. El SARA está continuamente recibiendo información de distintos focos (gestos, comentarios, tonos de voz, miradas….). Capta todos los matices. Así que tenemos una olla a presión, con la tapa puesta, sin válvula de escape y recibiendo calor desde varios focos. El resultado de la combinación lo podéis adivinar.
En 2007, Esteban del Campo decidió colgar la libreta. Creo que no ha habido persona en los bolos a la que se le haya tratado de manera más injusta, si quitamos a Toño Gómez. Todo lo que Esteban dió a los bolos, nunca le ha sido ni le será reconocido. Nadie le ha dado, ni parece que le dará, el reconocimiento que merece. Desde la FCB, tras la comunicación de Esteban y la imposibilidad de aceptar que siguiera a media jornada, mientras preparaba su relevo, se convocó el proceso de selección de un nuevo Secretario General.
El propio Esteban me sugirió que me presentase al proceso porque reunía todos los requisitos. Pero me negué a hacerlo. Yo ya estaba buscando una salida. Era plenamente consciente que Esteban defendía su autoridad en el entramado federativo a diario. Valía para ello. Yo no, Esteban era un guerrero incansable.
De aquel proceso salió seleccionado José Luis Martín. Un tío preparado, majo y sincero. Una buena persona de esas que cuesta encontrar. Con ganas de darlo todo para mejorar las cosas. Su único fallo: el no aceptar que, en los bolos, el “así se hizo toda la vida” es algo irrenunciable. Y se pasó seis meses luchando a diario con esa ley divina no escrita. Y se cansó de luchar y se marchó.
Mi SARA y la olla express hicieron el resto. La injusticia de Esteban y la de José Luis fueron demasiado. Cogí la primera puerta que ví abierta y me marché. Un puesto de trabajo de Auditor de cuentas Junior a 200 metros de mi casa, con un sueldo menor, me sirvió para escapar.
La mentira oficial no se hizo esperar y ha perdurado hasta nuestros días: “Es un resentido porque no le hemos dado el puesto de Esteban” Ahí me dí cuenta de que, si había tanto interés en señalarme, yo debía ser peligroso. Sé que valgo más por lo que callo que por lo que hablo o escribo (y mira que escribo). Pero allí y entonces, nadie debió plantearse que no tenía ninguna intención de hablar. Pero por si acaso, se afanaron en desacreditarme.
Al mes de salir, ya me andaba buscando la oposición para echarles una mano en una posible candidatura en 2008 para repetir el intento de 2004. Decliné la oferta en aquella terraza de la Plaza Pombo. De haber aceptado, estaría confirmando la teoría del resentido. Es difícil de entender que yo no funciono por resentimientos, para aquellos que si se mueven por esos impulsos. Pensaron que yo era uno más. Y, por suerte para todos, no hay muchos como yo, a lo sumo un 0.5% según dicen los percentiles. Yo solo buscaba disminuir la presión de la olla express, alejándola de todos los focos de calor.
Pero ellos no lo sabían. Recuerdo un día en la casa de los Bolos en el que Manolo Coterillo me dijo: “Pedro tienes que estar callado porque pueden llamar a tu trabajo para que te echen” Ahí tuve claro que, por alguna extraña razón, yo debía ser una amenaza. Debía ser que, cualquier otro en mi situación, habría sido una amenaza. No encuentro otro motivo. Pero como no soy muy normal, ni tenía ganas de guerra, no entré al trapo. Seguí diciendo lo que pensaba cuando se me antojaba.
Y así pasó el tiempo. Y entablé relación con la oposición al poder establecido. Entonces, los de siempre, volvieron a liarla. Y se fueron de la Federación Española. Expulsaron de los bolos a toda la gente de fuera. Yo que, como ya he dicho otras veces, tengo un afinado sentido de la justicia, aproveché que mi olla express ya tenía la válvula reparada y me puse del lado de los más débiles. Lo que hago siempre. Contaba con la ventaja de conocer las motivaciones de la mayoría de los instigadores del motín. Mi SARA había captado tantos gestos y tantos tonos de voz, que me permitían saber lo que había detrás de todo aquello.
Como digo, me puse del lado del más débil. Y junto con otros que no podían tolerar las injusticias, tratamos de que fuera de Cantabria se siguiera jugando a los bolos. Al final no lo logramos. Alargamos la agonía. Pedí perdón a los madrileños porque tuvieran que pasar por aquello. Pedí perdón a todos por lo que les estaban haciendo mis paisanos. Porque estaban anteponiendo sus intereses personales a los de los bolos. Lo que han hecho toda la vida. Lo que siguen haciendo ahora. Y lo que seguirán haciendo siempre. Primero lo suyo.
Volví a arrimar la olla al fuego y acepté ser delegado territorial de la Federación Española de Bolos en Cantabria. Pero como tengo una manera de ver las cosas y el presidente de la Federación Española tenía otra, creo recordar que a los seis meses abandoné el cargo. Había que preservar la integridad de la olla express.
Y pasó el tiempo, nos juntamos un puñado de locos dispuestos a intentar cambiar las cosas. Y la maquinaria del poder se activó. Como no saben hacer las cosas de otra forma, volvieron a señalar al resentido incendiario. Movilizaron a las modalidades. Repartieron amenazas, juegos de bolos y campeonatos. Y aquel domingo 7 de octubre de 2012 (curiosa fecha ahora que la veo) a las nueve de la mañana todo el mundo estaba allí dispuesto a votar. Aunque ganamos entre los jugadores y peñas de bolo palma, el resto de modalidades inclinó la balanza. Eran más controlables y totalmente ajenas a todo el circo montado entre federaciones.
Unos pocos asistimos al bochornoso espectáculo que se montó después de su victoria. «Aquí están los pobrecitos, dan pena» escuchamos claramente desde el banco situado en la bolera de bolo pasiego de las instalaciones de la Federación en el que estábamos aceptando la derrota. Alguien describía así la situación a un medio de comunicación por medio de su teléfono. Nuestro candidato hacía tiempo que había salido por la puerta de atrás. Lo de quedar segundo nunca le gustó.
El bolo palma era consciente de la necesidad de cambio y así lo manifestó en las urnas. El resto de modalidades veían difícil ir a peor, dado lo precario de su situación. Luego se ha visto que si era posible ir a peor. Nunca han importado nada. Solo aquel 7 de octubre de 2012 se reconoció su valor. Nosotros lo intentamos, pero no teníamos mucho que ofrecerles. La otra parte tampoco, pero sí tenía mucho que quitarles. Y valió más lo malo conocido que lo bueno por conocer. Me aparté de todo este circo. Los bolos habían decidido y yo lo había intentado todo, poco más podía hacer.
Y llegó 2016. Como en los bolos el poder tiene origen divino, al igual que en la edad media, había que designar al heredero al trono. El elegido, al parecer, no reunió las características necesarias. Y en 2020 se le buscó recambio. Para ello fue necesario articular una candidatura, toda vez que el heredero no estaba dispuesto a regalar el trono. Ante la dificultad de conformar una candidatura completa entre los afines al régimen, hubo que recurrir a parte de aquellos locos que se subieron conmigo a la patera en 2012. Los organizadores de aquella candidatura eligieron a los que pensaron que eran más manejables.
Alguno de ellos me llamó y solicitó mi opinión sobre qué hacer. Yo se lo dije bien claro: haz lo que consideres oportuno, pero ese bloque no aguanta dos años unido. Y así se formó una candidatura, heterogénea y variopinta. Formada por dos grupos con unas visiones antagónicas de los bolos y de sus problemas. Para que fuera manejable, los nombres de los más resentidos habían sido tachados en rojo de la lista, obviamente el mío entre ellos. Por eso pensaron que podían manejar al resto a su antojo. Creyeron que eran marionetas que iban a mover como ellos quisieran. Lo que han hecho toda la vida Gran error. De marionetas no tienen nada.
Piensan por sí mismos y tienen muy claro su amor por los bolos. Su visión de los bolos es tan pura e inocente que incluso creen que pueden hacer cambiar de idea a los que habitan en el paraíso. Así se formó un grupo cuya unión era insostenible. Sólo les aglutinaba el objetivo común de desalojar al inquilino de la Federación. Pero las motivaciones detrás de ese objetivo eran diametralmente distintas. Unos querían cambiar el paraíso y hacerlo más independiente aún y los otros se presentaron motivados por aquellos que no habitan en el paraíso. Aquello, como era obvio, se rompió en dos a mitad de legislatura. Alguien se sorprendería, yo no, para mí estaba cantado y así se lo dije a todo aquel que me quiso escuchar.
Aunque intenté echar una mano a todos, la realidad me puso donde tenía que acabar. Para los del paraíso yo siempre seré el resentido incendiario. La imagen adquirida de mí, les impide siquiera, plantearse tener en cuenta mis recomendaciones. Es normal, como ya he dicho, no se puede separar el mensaje del mensajero. Contra eso no se puede luchar. Mis planes y consejos no encajan en la realidad que perciben.
Los bolos empezaron a morirse por abajo. La muerte ha ido ascendiendo por la pirámide. Lo que ahora empiezan a percibir en la cima, abajo llevan tiempo sufriéndolo. No es una crisis pasajera. Es la misma crisis que llevo quince años describiendo. Como cuando discutía con Juan Carlos González de la Sota y le decía que el memorial Quico Galuza nunca iba a volver a contar con 235 participantes como ocurrió en el año 2004. O que en el circuito de tercera tampoco volverían a jugar 354 personas. O que los ochenta y tres equipos de tercera en 2004, que en 2008 ya eran 66 y tan solo cincuenta y cinco en 2011, eran un bonito recuerdo del pasado.
Por aquel entonces confiaba en equivocarme. Hasta hace poco no he logrado comprender porque era muy difícil que me equivocara. También he logrado entender por qué pongo tanta vehemencia en avisar de lo que se nos viene encima. Porque para mí es muy claro.
Y llegó Norberto. Y yo acepté, porque así me lo pidieron muchos, echar una mano en todo lo que pude. Proponiendo cosas, algunas se tuvieron en cuenta y otras no. Y, cuando me tocaba dar un paso al frente, el día anterior me llegó el ictus. La famosa maldición del puesto de director de competiciones de la Federación. 25 de julio de 2021. Todo lo previsto se fue al garete.
Pero el ictus, para la desgracia de muchos, no pudo conmigo. Tras tres días en coma, 18 en total hospitalizado y con diez kilos menos de peso volví a casa. Sin apenas saber andar, con serias dificultades para tragar, viendo doble y con el cerebro inflamado. Pero sabía que con el apoyo de los míos saldría adelante.
Hoy es el día que sigo viendo doble, tengo problemas de equilibrio, de movilidad en el hemisferio izquierdo del cuerpo y de sensibilidad en el derecho. Pero aún puedo intentar jugar a los bolos. De esta manera, algunos tienen la oportunidad de ganarme en la bolera y sentirse orgullosos de ello. Haberlos haylos. A algunos los tengo identificados y a otros no. Pero no resulta un problema para mí. Si a ellos, eso les hace felices, a mí no me importa lo más mínimo. Soy rarito. Lo confirmé gracias al ictus y, gracias al ictus, conocí y entendí las causas de esa rareza.
Tras doce horas al menos, con mi cerebro sangrando cerca de la arteria cerebelosa y el mesencéfalo, fruto de la falta de riego y la presión de la sangre acumulada, mi materia gris sufrió daños irreversibles. Los más llamativos son los que afectaban a la visión, al equilibrio, a la sensibilidad y al movimiento. Son los más evidentes y los que se perciben enseguida a simple vista. Gracias a la neuroplasticidad, parece que la mía es muy buena por una mayor mielinización, otras partes del cerebro se encargan de realizar las funciones de las zonas muertas. Reemplazar a esas neuronas que llevaban cuarenta y cuatro años haciendo su labor no debe ser tarea sencilla. En eso ando aún y parece que seguiré con ello mucho tiempo
Una vez recuperadas, más o menos, las funciones motoras le llegó el turno a las funciones cognitivas. A esas funciones que no se ven a simple vista porque van por dentro. Aquí yo lo avisaba: estoy más lento y me noto más espeso. Y venga a pasar tests y pruebas, con resultados que no encajaban con los esperados en alguien que había sufrido un accidente cerebrovascular como el mío. Los resultados tampoco encajaban con mi relato de lentitud. Menos mal que había escáneres, resonancias y secuelas físicas que evidenciaban el derrame cerebral. Eso y la tozudez de mi terapeuta llevaron a que dispusiera de tres meses de consultas en un centro especializado de Santander. Allí pasé más pruebas y más resultados que no encajaban con el ictus.
Y al final, entre todos, llegamos a la conclusión de que si daba esos resultados tan altos después del ictus, era por algo. Y ese algo, resulta que tiene un componente hereditario muy fuerte. Así que mis hijos, como luego he comprobado, también podrían estar en una situación como la mía.
Si has seguido con regularidad el plan, esta idea la he ido hilvanando a lo largo de todo él: pensamiento divergente, las famosas cebras de faccin, el pensamiento arborescente por debajo del nivel del umbral de la conciencia, la neuroplasticidad, la creatividad, la mayor sensibilidad a los estímulos, la capacidad de atención a los mismos…una vez asimilas todas estas variables, las cosas cobran un nuevo sentido. Muchas piezas encajan solas. Y no, no es ninguna suerte, ni mucho menos una bendición.
Pero gracias a todo eso, sé que el plan funciona. Sé por qué me pongo siempre del lado de los débiles. Sé que, aunque alguno me lo haya dicho, esto no ha sido una pérdida de tiempo. Sé que era de justicia hacerlo. Y sé que tenía que hacerlo, que lo necesitaba. Pero sobre todo sé que tenía que parar ya. La válvula de escape empieza a no dar de sí.
Si has seguido con regularidad este plan, también has podido comprobar cómo, cada parte, iba creciendo y haciéndose más grande que la anterior. Hasta el punto de no poder cumplir los límites que yo mismo me había impuesto. De un folio y medio pasamos a dos y luego a tres… Y, si no paro, pasarían cosas como las que están pasando ahora. Hoy no hay límite. Sería imposible explicar cosas como las que estoy explicando hoy si me pongo un límite. Hoy se acabará ese cuaderno naranja, tamaño folio, que contiene el plan. Ya está bastante maltrecho de acompañarme estos dos meses y medio. Para mí, todo esto es de sentido común. Como es de sentido común, para la mayoría de la gente, que si sueltas la bola te cae en el pie. Pero eso con palabras resulta muy difícil de explicar. Para mí el plan es de sentido común, es tan claro como que si sueltas la bola te pega en el pie, por eso me resulta casi imposible de explicar.
Y aún así lo he intentado, en algunas partes lo habré logrado. En otras, ni siquiera me habré acercado. Después de hoy es probable que para ti sea un poco más sencillo de entender. O también puede darse el caso, de que me odies un poquito más, cuando pensabas que era imposible. Yo he hecho todo lo que he podido. Ahora el binomio mensaje-mensajero está mejor definido. Y ahora también puedo enseñar lo que algunos vieron, hace casi año y medio ( el 11 de Mayo de 2022) y que es el resumen de todo lo que se ha hecho bastante mal en este siglo. Quizás el plan haya surgido como consecuencia de esta identificación de problemas que tienen un origen común: una nula gestión. Os lo dejo limpio y ordenado, con colorines y todo.
Y a partir de ahora ¿qué? me toca escoger qué hago. ¿Me aparto como hice en 2012?. La situación es bastante distinta actualmente, así que lo veo casi imposible. Lo más seguro es que, si consigo motivar a una serie de personas, les eche una mano en eso de defender la idea de bolos que tienen en la cabeza. Porque se lo merecen. Porque han dado mucho a los bolos y todavía tienen mucho que dar.
Sin ellos los bolos no serían lo mismo. Gente de esa que, de cada cinco años de su vida, se tira más de medio año organizando concursos y competiciones. Gente que te regala casi el 11% de su vida para que tú lo tengas todo listo cuando llegas a la bolera. Gente que se queda allí cuando tú te vas. Gente que busca dinero debajo de las piedras para dárselo a otros. Gente que cuando necesita ayuda se encuentra sola. Y no entro en amistades o sentimentalismos, no me muevo por eso, simplemente es de justicia. Así que, si lo quieren, estaré encantado de ayudarles. Y si no, pues me aparto con la conciencia tranquila después de haber intentado todo lo que funciona. Lo que no funciona, cribar arena, paso de intentarlo. Es perder el tiempo y yo no sé el que me queda.
A los que decidan, movidos por su amor a los bolos, que se creen capaces de compartir bancada y remar con algunos de los que llevan anteponiendo sus intereses personales a los de los bolos, solo puedo desearles toda la suerte del mundo. Pero también es de justicia avisarles que no van a ser capaces de conseguirlo. Por que aquellos lo han hecho así toda la vida y les ha ido muy bien. No tienen incentivos para cambiar. Al que quiera intentar hacerlos cambiar, yo solo puedo avisarle de que no lo va a conseguir. Y prometerles que, cuando se den cuenta, no voy a machacarlos con un «te lo dije». Porque eso no sirve de nada. Nunca estoy orgulloso de tener razón ni de acertar. No es buena señal que ocurra algo que ya he avisado que iba a pasar. Solo puedo desearles suerte y que el fracaso no les haga tirar la toalla.
De momento acabaré lo que me he comprometido a hacer. Un plan C para cuando nos demos cuenta de que no va a llover maná del cielo y que el plan B también está condenado al fracaso. No sé si lo compartiré con todos. Puede que sí o puede que no. La publicidad en estos casos no conviene. Seguro que si compartiré algo más sobre las aventuras de Daniel Soler. Me gusta como se está desarrollando la historia. Quién sabe si, exagerando la situación y poniendo un poco de humor negro los del «así se hizo toda la vida» reaccionarán.
Igual despiertan y se dan cuenta de que más no siempre es mejor. Que lo que se hizo toda la vida ya no funciona porque la vida ha cambiado. Que para mantener vivo el legado que han recibido deben dejar de mirar por su ombligo. Porque si seguimos así no tendremos la oportunidad de comprobar si las locuras que planteo se hacen realidad en 2040. Es tan sencillo como echar la vista veinte años atrás y tratar de imaginarse entonces un futuro sin ayuda a clubes, sin liga Nacional, sin PopularTV, sin Merche en el Alerta y tratando de encontrar boleras cada vez más pequeñas para llenarlas el día del campeonato de España. Nadie se imaginaba un futuro como el presente que estamos viviendo. Al menos nadie normal. Y sin embargo, ese futuro se convirtió en presente, a pesar de que hemos hecho las cosas como toda la vida.
Voy acabando ya, hoy no había límites. Esto es lo que pasa cuando no hay límites a mi pensamiento arborescente. Solo espero que esto te haya servido para entender un poco más el plan. Para comprender por qué defendí la reestructuración y la forma de aprobarla y llevarla a cabo. Todo eso nació de un mapa mental como el que he mostrado un poco más arriba. Un mapa mental es la representación sobre el papel de todo lo que ocurre en mi cabeza. A mí me funciona muy bien sobre todo porque te marca un límite. El papel tiene un tamaño que no puedes superar. Se coloca una idea central y a partir de ella surgen otras. Y de cada una de esas surgen más. Por suerte el papel no es infinito y en algún momento hay que parar. La idea central de todo esto era muy clara: nula gestión. De esa nula gestión, salían cinco ramas. Y de esas cinco ramas salían otras y se iban interconectando. Todo surgía de manera inconsciente y a gran velocidad. Esa es mi cabeza y no puedo controlarla. Necesita una válvula de escape. El plan ha sido precisamente eso, una válvula de escape. Pero por más que trataba de contenerlo se me iba de las manos. Ahí os lo dejo, nos veremos en las boleras, o no.
Solo una última cosa. Después de esto que estamos viviendo no hay nada. Yo he estado por allí y no he visto luces. No he visto túneles. Tampoco he visto al Zurdo de Bielva ni a Cabello ni a ninguno de nuestros campeones ya desaparecidos. Oscuridad, silencio y soledad, eso es lo que hay al otro lado. Tampoco he visto a Quimbo, ni a Sebio, ni a Jandro el de Fraguas. Ni a Cueto, ni a Germán ni a Cipitria. Como tampoco he visto ni a Esteban del Campo ni a Ángel Cañizal. Ni a tantos otros que nos dieron, al menos, el 10% de su vida a cambio de nada.
Creo que es de justicia apartar el egoísmo, como hicieron ellos,y luchar, como también hicieron ellos, por lograr que la estructura de este juego tan característico no se venga abajo como un castillo de naipes. Al final lo único que estamos dejando son cadáveres. Ya lo dijo Serrat: los muertos están en cautiverio y no los dejan salir del cementerio. Y esta, ha sido probablemente mi última bola en esta peña. A diferencia del más grande yo ni siquiera me he acercado a pegar al primero. Gracias a todos por estar ahí.