No sé si habrás escuchado el estacazo del lunes 5 de junio. Si no es así, deberías hacerlo. Y si lo hiciste y estás leyendo esto, cuando termines, deberías volver a escucharlo. Porque es un programa para escucharlo, no para oírlo. Al final de la entrada te lo dejo.

Vaya por delante que no comulgo con muchas de las opiniones que allí se han vertido sobre las decisiones de la Asamblea, como el tema del convenio o la dichosa reestructuración. Pero como se han hecho con un profundo respeto y con un amplio abanico de argumentos, he preferido callarme. Cuando se cruza la línea del respeto y se recurre al insulto fácil, yo no me callo. Me considero una persona justa. Cuando alguien se pasa de la raya, le respondo. Pero cuando alguien acierta, le felicito. Eso es la justicia, dar a cada uno lo que se merece. Dar a todos lo mismo no es justo y yo, entre igualdad y justicia, me quedo con la segunda. La justicia es más pura, la igualdad más artificial. La justicia está más cerca de la idea de bien, la igualdad mucho más lejos. Es un invento moderno, no es justo.

Pero vamos a centrarnos, que la filosofía es aburrida para muchos y no vivimos en el mundo de las ideas. Después de escuchar la brutal primera media hora del programa, no puedo estar más de acuerdo con Edu en su exposición. Poco más tengo que añadir, mejor dicho nada. Lo único que podía hacer era felicitarle.

Y tras esa primera media hora, aún queda otra hora más que también merece mucho la pena escuchar. Yo no conocí a Manolo Oliva, pero con la exposición que escuché, me basta para saber qué era ese tipo de persona de la que solo nos acordamos cuando ya no están. Y eso no es justo ni es bueno para los bolos.

Por poner algún pero a algún colaborador de Edu, no creo que para ensalzar la figura de nadie sea necesario poner en evidencia las numerosas ausencias que al parecer hubo. Cada uno de los ausentes tendría sus motivos. Igual estaban atendiendo su vida personal, que tanto desatienden por los bolos. Igual estaban con otras obligaciones personales o profesionales. Igual estaban organizando alguna competición. O igual estaban preparando los partidos del fin de semana. Da igual. Seguro que era importante. Y aunque, como he dicho, no lo conocí personalmente, dudo mucho que el homenajeado hubiese afeado su ausencia. Tenía pinta de ser un hombre justo y honesto, así que si el homenajeado no lo hubiese hecho, creo que nadie debería hacerlo.Y menos aún en esos términos.

Eso por poner algún pero. En líneas generales, el programa me ha devuelto un poco las ganas. Veo que aún queda gente que merece la pena, que tiene las cosas claras, que sabe que vamos de culo, cuesta abajo y sin frenos, y que tienen claro que algo hay que hacer. Yo, por mi parte, tengo claro que Javi Puente volverá a darnos grandes tardes de bolos. El 90 por ciento del camino ya lo ha recorrido.

¿Y todo esto a qué viene? A que después de escuchar ese programa, creo entender un poco más por qué los de siempre se enrocan en una mezquindad tan obtusa. He visto que hay gente que tiene muy claro el contexto que rodea los bolos y con ello su realidad. Y viendo eso, también acierto a comprender que hay otros que jamás entenderán medidas como la reestructuración por tres motivos. 

  • Uno, no son capaces de ver el entorno que rodea a los bolos y se han quedado en el siglo pasado. 
  • Dos, no entienden que los bolos son algo más que la élite. No son capaces de ver más allá de donde alumbran los focos. 
  • Tres, y este es culpa es culpa mía, no he sido capaz de explicar que la reestructuración es solo una pieza más de un puzzle que en mi cabeza tiene todo el sentido.

Al menos, tras el ictus, he podido entender cómo funciona mi cerebro. Evaluando los daños sufridos, surgieron conclusiones interesantes que ahora no viene a cuento comentar. Por eso digo que es culpa mía, por no entender que esto hay que explicarlo muy bien. Y aunque para los bolos ya sea muy tarde, voy a tratar de explicarlo por aquí. Ni sé cuánto me va a llevar, ni sé si seré capaz. Sólo sé que voy a intentarlo, porque se lo debo a los bolos, así de simple. 

Dentro de un par de meses hará dos años que le pregunté a mi rehabilitadora si sería capaz de volver a jugar a los bolos. Imaginad la situación. Casi era incapaz de dar un paso. Había perdido 10 kilos en 15 días. Veía doble. No tenía sensibilidad en el lado derecho del cuerpo y el izquierdo era el doble de torpe de lo normal. Y ahí estaba el tullido preguntando si podría volver a jugar a los bolos. Y lejos de llamarme gilipollas, mi rehabilitadora me dijo que por sus ovarios iba a volver a jugar a los bolos. 

Y tres meses después, ahí estaba, con el parche en el ojo de ocho y nueve metros, con las bolas que ese mismo año había tirado de 18, jugando a los bolos de nuevo. Y a día de hoy, con las mismas secuelas, pero en menor grado, sigo haciendo lo que me divierte y desconecta de la realidad: jugar a los bolos o al menos intentarlo. Con esto quería explicar lo que yo le debo a los bolos, para mí mucho, y que tengo que tratar de devolverlo. Porque además, ahora sé por qué tengo un profundo sentido de la justicia y es justo que se lo devuelva. Y lo haré porque creo que es mi obligación. Y el que quiera acompañarme, que lo haga. Y el que no, que me ponga a parir. A mi no me importa que me señalen o que me insulten. Ellos son felices así y los bolos salen ganando. Todos contentos.

El plan es sólido y fuerte. El que quiera que lo coja, lo mejore y lo adapte. Pero funcionar, funciona. Eso también lo sé. En parte gracias al ictus. Siguiendo la campana de Gauss habrá un 5 por ciento que será capaz de mejorarlo y un 5 por ciento no alcanzará a entender ni palabra. Porque al último 5 por ciento se le paró el reloj. A alguno del 5 por ciento, incluso el Facebook se le ha detenido en el 22 de agosto de 2022. Con esos condicionantes jamás podrán entenderlo, por muy bien que yo lo explique. Esto último tampoco lo entenderán, pero no pienso perder el tiempo en ellos. Que insulten como solo ellos saben hacerlo. Como cuando tienen las narices de afear el esfuerzo y el compromiso de la Junta Directiva de Manolo Oliva y tienen los cojones de exigirles más. Si esto es muy sencillo, venga usted al 2023 y hágase cargo de la peña. Sabiduría presume de tener y experiencia contrastada en la gestión de peñas sabemos que la tiene. Pues paso al frente, levante la mano y ofrézcase voluntario. Pero hay que ser muy (no encuentro la palabra) para exigir a alguién que da todo lo que tiene que dé más aún. Casa Sampedro desaparecerá, pero no será culpa de los que ahora mismo dan todo lo que tienen para sostenerla. Donde quiera que esté Manolo Oliva, estará orgulloso de ellos.

El plan bolo palma 2023
A alguno se le detuvo el reloj y comentó una foto de hace 10 meses…

 

Volvamos al plan para reconducir los bolos. El plan existe y el plan funciona, y el plan permite mantener nuestro juego un poco mas e incluye hasta vías de financiación. Y no es solo la reestructuración. Esa es un grano de arena. El plan incluye precios de licencias, renovación de circuitos, reinvención de campeonatos y además, es mejorable. Pero no mejorable por el 5 por ciento que está a la izquierda de la campana. Con su entorno y su sesgo no podrían hacerlo. Igual que yo no estoy habilitado para vivir en el pasado y narrar las historias del abuelo Cebolleta. 

Volviendo al plan, hay varias medidas ya aprobadas. La licencia autonómica existe, está aprobada, aunque haya miedo de ponerla en marcha. La Copa vuelve a meter a todos en el bombo y a comenzar en primavera, no en invierno. Los árbitros empiezan a ver luz al final del túnel. El campus bolístico da sus frutos en las escuelas de Santander. Pero queda mucho más por hacer. 

Yo, a la vista de que hay gente que ha perdido el miedo a decir que el emperador va desnudo, haré un esfuerzo más por tratar de que el plan se entienda. Pero ya son 15 años avisando que esto se iba a la mierda y se va a ir a la mierda de golpe, de la noche a la mañana. Al menos me queda el consuelo de que la marea no arrastre a las ligas de aficionados. Durante las próximas semanas iré desgranando el plan. En parte mucho del mismo es público. Lo he ido contando desde aquí. Ahora trataré de exponer lo que mucha gente ya conoce pero no es público. Hay gente que conoce la mayoría del plan, pero no se ven capaces de ponerlo en marcha.

Así que yo voy a cumplir con lo que creo que es justo. Cada uno que piense lo que quiera. A muchos les seguirá pareciendo que son delirios de un trastornado. Otros pensarán que eso no se puede hacer en los bolos. Y otros, incluso, sacarán alguna enseñanza para aplicarla en sus juegos o deportes tradicionales. Los primeros no tienen arreglo, los segundos trataré de convencerlos de que seguir haciendo lo mismo que en los últimos 20 años no frena la caída. Por los terceros me alegro. Si consigo que solo una parte se lleve a cabo, se verán resultados en nuestro juego. Y si no, pues mala suerte, no se puede poner una pistola en el pecho a nadie para hacer nada que no quiera o no pueda hacer. Eso no es justo, no es bueno. Escuchad con atención el programa, de verdad. La primera media hora es para ponerla en todos los calentamientos de este fin de semana.

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