Como el animalito de la paradoja me he visto obligado a elegir. Para mí, no elegir no es una opción. Así que he optado porque la puerta de entrada a esta historieta de los sábados sea la misma de siempre. De esa manera tú también puedes elegir, que es de lo que se trata. De la libertad de elegir. Elige si quieres ver el vídeo, leer el texto, o elige ambas. Tu primera elección habrá sido llegar hasta aquí. Todo son elecciones. Todas son válidas. Elegir si decides tú o dejas que otros decidan por tí es otra elección en si misma. Pero sólo tú eliges.
Cierto es que esta célebre paradoja cuenta la historia de un équido de cuatro patas. Y como las cebras, los caballos y los asnos son objeto de otra temática y, en este caso, la elección del animal me parece bastante desafortunada para lo que se intenta transmitir, vamos a contarla con un simpático perrito. O un gato. Elegid al animal que más os guste.
Imaginemos un perrito, o un lindo gatito, que está situado justo en medio de dos cuencos de comida exactamente iguales. Los dos cuencos tienen las mismas características, por lo que es imposible elegir, a priori, entre uno y otro.
Así que nuestro simpático protagonista, termina muriendo de hambre porque es incapaz de escoger entre uno y otro. La paradoja trata de ilustrar esos momentos en los que no elegir, acaba convirtiéndose en la peor opción. Invita a reflexionar sobre esas disyuntivas que se nos plantean al escoger entre dos opciones, a priori, iguales: dos casas, dos coches, dos trabajos… Poned aquí lo que queráis. Cada uno, en base a su experiencia tendrá, al menos, un claro ejemplo en el que se le ha planteado esa elección y ha optado por no elegir.
Como ya hemos visto, no elegir es la peor de las opciones. Termina con nuestro protagonista muerto por inanición. Seguramente, porque, absorto en elegir uno u otro montón de comida, se olvida incluso de alimentarse.
Hace unos días, os invité a acompañarme en una destreza de pensamiento: veo, pienso y me pregunto. Las destrezas de pensamiento son herramientas muy útiles en estos casos. Hoy os invito a acompañarme en otra: compara y contrasta. Su procedimiento es igual de simple que en la de veo, pienso y me pregunto. Comparamos dos cosas y, a través del análisis, establecemos semejanzas y diferencias que nos permiten escoger. Así evitamos acabar muertos por inanición como nuestro simpático protagonista por no saber elegir.
Imagina que tienes que elegir entre dos grupos de personas. Los dos los forman 50 componentes. Están repartidos en la misma proporción entre representantes de peñas, jugadores y árbitros. Ambos cuentan con una cabeza visible. Ambas cabezas visibles provienen del mundo de la política. Uno y otro grupo buscan el bien de los bolos y sus gentes: Recuperar la grandeza del juego. En los dos lados hay representación de las 4 modalidades de bolos que se juegan en Cantabria. Por poner la nota de humor, debo reconocer que en ambos también hay excelentes cribadores y cribadoras de arena y todos y todas cuentan con carnet bolístico en vigor. Eso creo que está claro, porque yo no estoy en ninguno de los dos grupos.
A priori, la decisión es imposible. No se puede elegir entre dos grupos idénticos. Pero ya hemos visto que si no elegimos, morimos de hambre. Y, para terminar con el humor negro (de Negrancas), lo prometo, aunque morir esté sobrevalorado para mí, creo que, para la gente normal, no es una opción.
Ya hemos completado la primera fase de la destreza de pensamiento. Hemos analizado las semejanzas y, hemos visto que, por necesidad hay que continuar con el análisis, de lo contrario nos morimos. Así que, sin humor, a partir de aquí, porque la cosa es seria, vamos a ver las diferencias.
Por un lado tenemos que uno de los grupos cuenta con una mayor visibilidad. Algo lógico, dado que agrupa a 11 de las 14 peñas de una Asociación en la que están, por derecho propio las mejores peñas de bolo palma. Están ahí por méritos propios. Eso no lo discute nadie. Son la flor y nata de una de las cuatro modalidades que se juegan en Cantabria. Y, como su propio nombre indica (Asociación de Peñas de Bolos) representan a todas las peñas de todos los bolos: según el censo electoral 142 clubes con derecho a voto. Cualquiera puede hacerse miembro de la misma, cumpliendo con los requisitos estatutarios. Es una asociación de libre participación.
En el otro grupo, sin embargo, no hay miembros de la asociación. No tienen la misma visibilidad. Fijándonos un poco, vemos que representan de manera fiel a las 128 peñas restantes que no cuentan con la suerte de pertenecer a la asociación. Y, por el mero hecho de no pertenecer, su existencia y supervivencia no es tan sencilla.
Si analizamos un poco más en profundidad el detalle, vemos que una de las candidaturas se ha conformado a través de recurrir a jugadores de las mismas peñas y de su entorno más próximo y fiel. En ese aspecto es una candidatura homogénea, agrupada en torno a un puñado de intereses bien definidos.
En la otra candidatura hay una mayor heterogeneidad. De los 44 sitios reservados a jugadores y peñas, en 41 de ellos no se repite la peña. Los jugadores no pertenecen a las peñas y las peñas no tienen jugadores.
A mi, a simple vista, me parece más representativo este segundo grupo que el primero, en el que hay varios grupillos bien diferenciados de peñas que cuentan con varios jugadores y jugadores que, a su vez, pertenecen a una misma peña. Espero haberme explicado bien.
Estas dos diferencias son evidentes. Luego hay otras que no se encuentran tan a la vista y que son, un poco más personales. Así que, a partir de aquí, ya entra en juego mi visión de la realidad que, por supuesto, no tiene porque coincidir con la tuya y ambas merecen el mismo respeto.
Para mí, un grupo busca perpetuar sus privilegios, el otro lucha por su supervivencia. En cierto modo, puede parecer lo mismo. Los dos grupos buscan sobrevivir, uno manteniendo lo que se hizo toda la vida, ya que lo contrario parece que supondría su muerte y, el otro, porque ve que detrás no viene nadie y no hay relevo. Eso conduce a una muerte segura.
En mi opinión un grupo representa a una minoría de los bolos muy concentrada. El otro, representa a una amplía mayoría repartida por todo el territorio de nuestra región.
Bajo mi punto de vista un grupo tiene su objetivo en recuperar un pasado que les garantizaba el poder. El otro busca asegurar un futuro para todos.
A mi modo de ver unos pretenden que el poder se concentre en una minoría, ignorando a la mayoría. El otro grupo defiende que el poder debe estar en la mayoría.
Hasta aquí las diferencias. Sigamos con el compara y contrasta. Ya hemos completado los dos primeros pasos. Hemos expuesto las semejanzas y las diferencias de ambos grupos.
Hemos visto, como el simpático protagonista de la paradoja, que quedarse entre dos opciones, sin elegir, nos conduce a un final fatal: morir de hambre, o ver cómo todo lo que valoramos se desvanece, en nuestro caso. Pero aquí hay algo aún más importante que la simple elección entre dos montones de comida. Aquí no estamos eligiendo entre dos cuencos idénticos; estamos eligiendo entre dos visiones completamente diferentes del futuro.
Por un lado, tenemos un grupo que representa el pasado, un grupo que ha disfrutado de visibilidad y poder, y que se esfuerza por mantener el control en las mismas manos de siempre. Sienten que cualquier cambio puede ser una amenaza para sus privilegios, y eso los motiva a defender lo que ya conocen, aunque eso signifique que la mayoría se quede atrás.
Por otro lado, tenemos un grupo que representa algo más profundo: la esperanza. Una candidatura que lucha no solo por mantenerse, sino por sobrevivir, por incluir a todos, por crecer y garantizar un futuro donde las peñas, los jugadores y cada persona en los bolos tenga un lugar. Este grupo no tiene el mismo poder ni los mismos recursos, pero tiene algo que no se puede comprar: el compromiso de representar a la mayoría y de dar voz a los que han sido ignorados durante demasiado tiempo.
No elegir no es una opción. Si nos quedamos inmóviles, como el animal de la paradoja, permitimos que sean otros quienes decidan por nosotros. Permitimos que se perpetúe un sistema que, en lugar de incluir, divide. No podemos quedarnos esperando que la solución venga sola, porque si no actuamos, el futuro que esperamos nunca llegará.
Tienes el poder de elegir. Tienes el poder de decidir si quieres formar parte de un futuro donde todos tengamos espacio, donde el poder esté repartido entre muchos y no concentrado en unos pocos. Un futuro en el que no se trata solo de mirar atrás y conservar lo que siempre fue, sino de mirar hacia adelante, de proteger lo que amamos, y de hacer crecer lo que podemos llegar a ser.
Te enfrentas a esa decisión. No serás como el simpático animal de la paradoja de Buridán, atrapado en la indecisión. Tu elección cuenta, y marcará el rumbo de los bolos por muchos años. No elegir nos lleva a un final que ya conocemos; pero elegir bien es abrir la puerta a un futuro más justo, más amplio y más beneficioso para todos.
Elige bien. Elige con valentía. Elige el futuro. Yo ya lo he hecho, pero mi voto es secreto. El tuyo también. Y ahora es tu turno. No estás entre cuencos iguales. Estás eligiendo entre un pasado que excluye y un futuro que incluye.
Pero, a diferencia de la paradoja, aquí no estás bajo la mirada de nadie, ni bajo la presión de aquellos que siempre han tenido el control. Tienes el poder en tus manos, y lo más importante: tienes la libertad de decidir sin que nadie te dicte a quién votar.
Este es tu momento de hacer lo que sientes correcto, lo que sabes que marcará la diferencia para ti y para los bolos. Los poderosos querrán recordarte a quién debes votar, pero eso ya no importa. De tí depende darles la oportunidad de arrebatarte lo más valioso que tienes: la libertad de elegir. El que se lo permitas, depende solo de tí.
No elegir no es una opción. Si no tomas una decisión, otros lo harán por ti. Y si eso ocurre, será el pasado el que triunfe, y con él, las mismas manos poderosas seguirán controlando el destino de los bolos. Pero puedes liberarte de esa presión. Puedes elegir el futuro, un futuro donde tengas tu lugar y donde nadie te diga a quién debes votar.
Es el día en que decides por ti mismo, por los que te rodean, y por las generaciones que pueden venir detrás. Hazlo sin miedo. Hazlo sabiendo que en ese voto secreto, resides tú, tu libertad y tu futuro.