Mientras sigue madurando la reestructuración a la que cada vez le falta menos para salir de cuentas, hay que continuar poniendo esto un poco más patas arriba. Como siempre, con una opinión basada en argumentos. Aunque ya sé que esto importa poco y lo más sencillo es llamarme de todo en la grada de cualquier bolera. Me da igual. Aclaro que me da igual que me pongan a parir, que las sensibilidades están a flor de piel y luego se malinterpretan las palabras.. Esa es la mejor manera de demostrar que los argumentos son acertados y que la única manera de rebatirlos es sacudir al argumentador.
Y como me da igual que me pongan a parir, vamos a darle una vuelta a la categoría de féminas. Voy a ignorar a todos los que me avisan de que me puede caer una buena. En el fondo y en la superficie me da igual (la que me pueda caer por meterme en terrenos inexplorados). Vamos al lío.
Todos hemos oído lo de que hay que hacer dos categorías individuales en féminas. Yo también lo creo. Y como yo, mucha gente más. Los argumentos en contra ya los conocemos: es muy pronto. Hay que esperar. Hay pocas licencias.
Es cierto, hay pocas licencias. Las mismas prácticamente que hace 25 años. Justo el tiempo que llevamos esperando que nos caigan del cielo un buen número de licencias femeninas. Y salvo que el cambio climático no lo remedie, no hay previsión de lluvia de licencias de féminas, ni femeninas, ni masculinas, ni de categorías menores. Eso sí, está previsto que haya precipitaciones importantes de licencias de categoría de veteranos.
La categoría femenina está estancada desde hace 25 años. Un hecho irrefutable que podrá gustar más o menos. Y mirando al cielo no lo vamos a solucionar. Pero no porque lo diga yo, sino porque ya llevamos 25 años con los brazos cruzados y no han llovido licencias. Así que igual, si queremos que esto cambie es el momento de hacer algo.
Repito, si queremos que esto cambie, si queremos que siga igual continuemos sin hacer nada. Pero creo que a todos y a todas nos importa que esto mejore, eso seguro. Y la semilla ya está plantada. El Ayuntamiento de Piélagos se ha encargado de regarla. Junta vecinal de Oruña, Carandía y Parbayón la han sembrado. Y es que era un clamor. La idea de las tres peñas de Piélagos es perfecta.
Y el necesario apoyo del Ayuntamiento. Todo un acierto. La participación ha sido enorme. Todas las que podían participar lo han hecho y las 16 mejores han disfrutado de una jornada de convivencia y han tenido la oportunidad de competir en igualdad de condiciones y de ganar unos euros.
Porque la realidad de la categoría femenina es la siguiente:
- Hay 11 peñas, a cinco licencias por peña, son 55 licencias.
- 47 han tirado al menos un concurso del circuito femenino, esto es, el 85%.
- Tan solo 19 han tirado todos los concursos, o sea, 19 jugadoras. Únicamente el 34% ha competido por disputar el campeonato regional.
- Siete jugadoras han disputado un solo concurso,
- tres han disputado dos
- y cuatro han participado en cuatro concursos de un circuito compuesto por 13 competiciones.
Los números son esos. Cada uno puede sacar sus propias conclusiones. Estas van a ser distintas si se observa el asunto desde dentro o se hace desde afuera. También las conclusiones van a variar en función de la capacidad del observador para aguantar los palos y también van a depender del entorno que se emitan las conclusiones.
Lo que no varía son los números. Ellos están ahí. Año tras año y van ya más de 25. Es normal que desde dentro, en un entorno hostil y con poca capacidad para aguantar los palos, la versión oficial sea la de que hay que esperar.
Pues nada. Sigan esperando. No se atisba la lluvia de licencias, así que no se van a mojar. Pero la iniciativa de Oruña, Carandía y Parbayón, financiada por el Ayuntamiento de Piélagos, es una de las mejores ideas que ha habido en los bolos. Y tiene que continuar y tiene que replicarse en otro ayuntamiento, de esos que presume de amor por los bolos y cuenta con peñas y escuelas que lo organicen.
Sólo hacen falta ganas y unos 1.200 €. Y ya tendríamos seis concursos en los que competirán todas aquellas jugadoras que ahora no lo hacen. Y no lo hacen porque la categoría femenina no invita a competir de manera individual. Y como aquí se trata de que a esto juegue y compita, cuanta más gente mejor. Y como los bolos dicen que son Bien de Interés Cultural, igual es el momento de que el Gobierno de Cantabria ponga 3.000 € encima de la mesa.
Más o menos la mitad de lo que se gasta en el concurso mixto. Y que esos 3.000 € se los jueguen una tarde las cuatro mejores jugadoras del circuito femenino de Piélagos, con las cuatro mejores jugadores del circuito femenino femenino de otro ayuntamiento. Y si coinciden, que hagan sustituciones.
Así, nuestro querido Gobierno cumple un doble objetivo:
- defiende su bien de interés cultural inmaterial dotándolo de dinero por primera vez desde su creación.
- Y promueve el deporte femenino de manera activa más allá de regar con un puñado de euros en campos que no producen.
La idea está ahí. El que quiera que la coja, que no es mía, es de las peñas de Oruña, Carandía y Parbayón. Con el apoyo del Ayuntamiento de Piélagos. De otros. Ahora depende que no sea flor de un día.