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Valorando a los árbitros de bolo palma

Dicen que la ignorancia es la madre del atrevimiento. Y yo añado, es muy peligrosa. Porque si a esa osadía, fruto del desconocimiento, le añadimos una pizca de motivación, puede echar abajo una gran idea en 2 minutos. Y todo ello sin que exista un atisbo de mala intención.

Viene esto a que el otro día escuché sugerir a alguien un sistema de valoración arbitral en los bolos. Una idea genial y a mí juicio imprescindible. Pues no pasaron ni 10 segundos para que otro alguien mostrara su desacuerdo, con esa pizca de motivación y bastante osadía, fruto, seguramente, de un profundo desconocimiento.

Un sistema que permita ordenar de manera cuantitativa, esto es, asignando una puntuación numérica, a los árbitros es algo históricamente demandado y muy necesario. Y subrayo lo de cuantitativa.

Nada que ver con la fórmula histórica, defendida por el otro alguien, en la que se ordenaban de manera cualitativa atendiendo a su calidad.  Esa calidad la asigna en la fórmula propuesta un grupo de expertos en base a su criterio.

Sin entrar a juzgar ni a los expertos ni mucho menos su criterio el sistema propuesto no sirve. Es limitado y obsoleto. Y además no sirve. Para que cualquier sistema de medición sea válido tiene que cumplir al menos una condición: si se repite la medición debe arrojar siempre los mismos resultados.

Y aquí es obvio e inmediato que si cambiamos a los expertos el resultado cambia con ellos. No es independiente el resultado, depende directamente del panel de expertos elegido. Su fiabilidad es nula, siempre va a depender del criterio de los expertos.

Eligiendo el sistema de evaluación del desempeño arbitral.

Afortunadamente no es necesario inventar un sistema de valoración, ya están inventados, probados, reformulados, vueltos a probar y cuentan con años de rodaje. Así que no, no es necesario inventar un sistema de valoración arbitral, igual que no es necesario inventar la rueda. Quizá, para evitar la ignorancia que desemboca en atrevimiento, sea necesario conocerlos.

Ramón Cueto

No se asuste nadie. No es mi intención dar una clase magistral sobre sistemas de evaluación del desempeño. Ni este es el sitio ni el momento. Tan solo me gustaría que te quedaras con un nombre: escala de Likert.

El sistema propuesto: La Escala de Likert

Likert fue un psicólogo que allá por los años 30 ideo un sistema de valoración sencillo y muy preciso. Casi 100 años después, ese sistema ha evolucionado y mejorado. Tampoco voy a ponerme a explicar porque creo que es perfecto para medir y clasificar al estamento arbitral. Si alguien quiere saber más, puede consultar cientos de referencias y llegar a una conclusión muy similar a la mía.

Tú mismo has respondido sin darte cuenta a más de una pregunta de una escala de Likert. Seguro. ¿Te suenan las caritas que cambian de color de rojo a verde? ¿o las que cambian el gesto desde mala leche a una amplia sonrisa? ¿las valoraciones de 1 a 5 estrellas? Todo esto son ejemplos de aplicación de la escala de Likert.

Una vez escogido el sistema de valoración idóneo, vamos adaptarlo al objetivo: medir y ordenar a los componentes del estamento arbitral con el fin de obtener una clasificación. ¿Quién va a valorar a los árbitros? sencillo, las peñas. El arbitraje es un servicio. Las peñas reciben ese servicio, por lo tanto son las que deben valorarlo. Que nadie se lleve las manos a la cabeza. Este mismo sistema se emplea en otros ámbitos, como el educativo, y son los alumnos los que evalúan a los docentes. Y no pasa nada. Si el sistema está bien diseñado, funciona. Porque detecta todos esos problemas que ahora te vienen a la cabeza y los minimiza o elimina.

Peñas valorando a los árbitros | Alumnos valorando maestros

Es que si un árbitro perjudica a una peña, la valoración va a ser mala. De cajón o no, ahí ya entramos en juzgar la objetividad de la Peña. El problema de este tipo de objeciones es que se pierde la perspectiva. Solo quiero recordarte que todas las valoraciones son anónimas es decir no se registra que la Peña Bolistica lo que sea ha valorado al árbitro fulanito. Pero que sean anónimas no quiere decir que no sean identificables. Si la Peña Bolistica lo que sea tiene un perfil de valoraciones con una media de 3 sobre 5 y, de repente, encontramos una valoración de 1,2, sabemos que algo ha pasado. Podemos tranquilamente eliminar esa valoración de esa peña. Lo mismo se aplica, si de repente aparece un 4,8 de valoración. Es cuestión de fijar un intervalo de confianza y eliminar todo lo que se salga de ese intervalo. Sencillo de entender ¿verdad?

No debemos preocuparnos por los extremos, si el sistema está bien diseñado, el mismo los elimina. Hechos puntuales o amiguismos determinados no afectan al objetivo ni al resultado. Establecer una clasificación ordenada y objetiva de los componentes del estamento arbitral. Y si alguien está pensando que se puede engañar al sistema, le deseo la mayor de las suertes. Porque el sistema se adapta, está supervisado y se mide su eficacia. Si se detecta un fallo o un error, se corrige y mejora. Lo que se suele hacer en todas las organizaciones, y no olvidemos que los bolos son una organización. El problema está en que nunca se han tratado como tal, y así nos luce el pelo.

Un ejemplo básico de evaluación del desempeño arbitral

Basta de rollos, vamos a poner un ejemplo. El objetivo es medir, ordenar y clasificar a los árbitros. Así que lo primero es establecer los criterios. A bote pronto, a mí se me ocurren estos, y a ti se te ocurrirán otros. Y cuando el sistema se habilite pues habrá otros criterios.

Conocimiento del reglamento, colocación en la bolera, aplicación imparcial del reglamento, cuidado del cutio y atención a todos los elementos del juego.

Una vez establecidos los criterios, vamos a valorarlos y asignar una puntuación numérica a cada uno de ellos. Por ejemplo: expresa tu grado de acuerdo o desacuerdo con las siguientes afirmaciones:

  1. El árbitro conoce bien el reglamento
  2. El árbitro no ha entorpecido el desarrollo del juego en ningún momento
  3. El árbitro ha aplicado con igualdad el reglamento
  4. El árbitro ha mantenido el terreno de juego en perfectas condiciones en todo momento
  5. El árbitro ha permanecido atento a los lances del juego durante todo el partido.

 

Evaluación del desempeño en el arbitraje de bolos

Y después de cada afirmación, una serie de caritas de colores para que cada peña exprese su parecer. Cada carita tiene una puntuación y estamos midiendo varios aspectos del arbitraje que, además, no tienen porque tener la misma importancia, sino que cada uno de ellos tiene la suya propia. Por ejemplo, podemos considerar que el conocimiento del reglamento es la mitad de lo que se le puede pedir a un árbitro, por lo que le asignamos una importancia del 50%, repartiendo el 50% restante entre los otros cuatro criterios. Y ya tenemos que un árbitro ha sido valorado por dos peñas.

Datos de alto valor obtenidos

Y así para todos los partidos de cada una de las jornadas. Al final de temporada, es obvio que contamos con una serie enorme de datos que habrá que analizar, pero de primeras, ya tenemos un dato que nos permite ordenar sin problema: la media de las puntuaciones obtenidas por cada árbitro a lo largo de toda la temporada. Objetivo conseguido….

Y, otro aspecto a tener en cuenta, tenemos un dato objetivo y comparable en el tiempo. Podemos fácilmente saber si el nivel general del arbitraje mejora o empeora con el tiempo, más allá de la valoración personal de cualquier experto. Y, para acabar, otra ventaja de este sistema de evaluación, permite detectar carencias y poner remedio a las mismas…. Así que, fuera los miedos a que sean las peñas las que valoren a los árbitros. No hay sistema más perfecto e infalible.

 

 

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